La nanotecnología es el estudio y la aplicación de partículas extremadamente pequeñas (menos de 100 nanómetros, unas 40 000 veces más delgadas que un cabello). En el cuidado de la piel, los nanoingredientes se presentan en dos formas: nanoemulsiones, pequeñas gotas de líquido, y nanopartículas, ingredientes sólidos, como el dióxido de titanio y el óxido de zinc.
Las nanoemulsiones contienen gotas de aceite y agua, reducidas a tamaño nanométrico (menos de 100 nanómetros). Esta tecnología es útil para administrar ingredientes activos de manera más efectiva al aumentar la penetración del compuesto activo en la piel. Las nanoemulsiones generalmente se reconocen como seguras, siempre que los ingredientes que entreguen sean seguros.
Las nanopartículas (la versión sólida) se utilizan mucho en protectores solares y otros productos con protección UV. Han ganado popularidad por su capacidad para bloquear los rayos ultravioleta y minimizar el efecto blanqueador de la piel. La controversia que rodea a estas nanopartículas insolubles se relaciona con su potencial para penetrar en la dermis y posiblemente desencadenar una respuesta inmunitaria. Las partículas son tan pequeñas que el sistema inmunológico puede confundirlas con invasores y lanzar un ataque. También existe la preocupación de que las partículas puedan ingresar al torrente sanguíneo.
Las nanopartículas son algo que hemos decidido evitar porque sentimos que hay demasiadas incógnitas… así que, ¿por qué correr el riesgo? En nuestro protector solar, el tamaño de las partículas de óxido de zinc se controla estrictamente mediante una serie de tamices diseñados para descartar cualquier partícula demasiado grande o demasiado pequeña. Esto nos mantiene seguros por encima del límite de nanopartículas de 100 nanómetros, pero evita el efecto blanqueador. También cubrimos las partículas de óxido de zinc con cera para que no haya una interrupción potencial del microbioma de su piel.