Para entender qué es saludable para usted, a menudo vale la pena preguntarse: “¿Para qué está diseñado mi cuerpo?”
A lo largo de la historia humana, nuestros cuerpos han adquirido la vitamina D de una fuente importante: nuestra piel. Los alimentos que contienen naturalmente esta vitamina esencial son raros y no aportan suficiente. Nuestra piel utiliza la luz solar para producir niveles mucho más altos de los que podemos obtener de nuestra dieta. Debido a que nuestros cuerpos no están preparados para consumir altas cantidades de vitamina D en nuestra dieta, tomar un suplemento oral tiene algunos inconvenientes. Por un lado, una dosis oral alta de vitamina D puede aumentar los niveles de calcio en la sangre, lo que puede aumentar las posibilidades de que se formen depósitos de colesterol y el riesgo de sufrir un derrame cerebral o un ataque cardíaco. Esto no significa que los suplementos orales no sean útiles o que siempre sean peligrosos, simplemente significa que no debemos tomar dosis orales muy altas (1000 UI o menos al día es seguro).
La piel, como fábrica natural de vitamina D en nuestro cuerpo, suministra vitamina D de forma controlada y segura a nuestro torrente sanguíneo. La piel tampoco obtiene la vitamina D que necesita del torrente sanguíneo: depende de la vitamina D que ella misma produce. Por lo tanto, los suplementos orales no pueden proporcionarle a nuestra piel niveles saludables de vitamina D.
La luz del sol también tiene beneficios que van más allá de la vitamina D. Los estudios muestran claramente que la exposición segura al sol tiene muchos beneficios para nuestra salud y felicidad. Para niveles saludables de vitamina D en su piel y el resto de su cuerpo, expongase al sol de forma segura y frecuente. Y recuerda siempre: no te quemes.