Una de las principales preocupaciones de muchos de nosotros con respecto a la exposición al sol es que tememos que acelere el envejecimiento de nuestra piel. Aunque esta preocupación tiene su razón de ser, hay que tener en cuenta algunos matices importantes.
Exponer la piel al sol en exceso tiene efectos negativos sobre el envejecimiento, pero eso no significa que el sol acelere el envejecimiento. Unos niveles saludables de vitamina D reducen la inflamación y ralentizan el envejecimiento, por lo que, si no tenemos suficiente, envejeceremos más rápido. La piel necesita vitamina D para estar sana, y una piel sana envejece más despacio.
La materia prima de la vitamina D, la provitamina D, forma parte del sebo, la grasa natural de la piel. Sin embargo, a medida que envejecemos, nuestra piel produce menos Provitamina D. A los 70 años, producimos la mitad de lo que producíamos a los 20 años. Esto hace que los ancianos sean más susceptibles a la deficiencia de vitamina D.
Una exposición sana al sol mantiene los niveles de vitamina D y nos ayuda a envejecer mejor, aunque el marketing de la industria del cuidado de la piel nos haga creer lo contrario.