Todos somos conscientes de los riesgos que conlleva exponerse demasiado al sol: mayores riesgos de cáncer, envejecimiento prematuro y posibilidades de hiperpigmentación.
Pero una pregunta que a menudo se pasa por alto es: «Demasiado sol es malo, pero ¿cero sol es la respuesta?»
Desde el punto de vista de la piel, la luz del sol no es nada nuevo: los humanos hemos pasado tiempo bajo el sol desde los albores de nuestra especie. Actualmente pasamos de media alrededor del 90% de nuestro tiempo en interiores, una situación muy extraña e inesperada para nuestra biología.
Las investigaciones muestran claramente que evitar el sol también es un importante problema de salud para el público.
Sin exposición al sol, nuestra piel no puede producir la vitamina D que necesita para estar sana. Esto conduce a un aumento de la inflamación, la rotura de las barreras cutáneas y el consiguiente envejecimiento prematuro. La falta de vitamina D en la piel es parte de la razón por la que sufrimos los problemas inflamatorios de la piel que afectan al mundo desarrollado. También es un factor de riesgo importante para el cáncer de piel.
Muchos estudios también destacan que la exposición segura al sol tiene beneficios para la salud que se extienden más allá de nuestra piel.
Para una piel sana, libre de problemas inflamatorios como acné, eccema, psoriasis y rosácea, pase una cantidad segura de tiempo al sol con la mayor frecuencia posible. Y recuerda siempre: no te quemes.